INVITADO ESPECIAL DE CLU: ESPAÑETA
“En los entrenamientos Di Stefano me decía de broma: Españeta, dales una lección a estos futbolistas con el balón”
Bernardo España, más conocido por Españeta, nombre que le dieron los jugadores por su baja estatura, es quizás la persona más querida en el Valencia CF. No hay nadie dentro de la institución que no hable con cariño hacia su persona. Más que el utillero es un emblema del club. Es difícil de entender el Valencia sin Españeta, y viceversa. El próximo 1 de mayo cumplirá 78 años. Lleva más de medio siglo como encargado del material en el club de su vida. No ve el momento de abandonar la institución porque para Bernardo el Valencia es su casa, su vida.
Bernardo, ¿se imaginaba cuando era niño que algún día formaría parte de la historia del Valencia CF?
La verdad que mi sueño por entonces era ser futbolista profesional. Jugaba de interior en el equipo de mi barrio, el Huracán de Ruzafa. Cuando podía me escapaba del colegio para ir a ver los entrenamientos del Valencia… Pero mi vida cambió de un día a otro por culpa de un accidente de moto en la ciudad. Tenía 16 años cuando con mi Vespa me fracturé el pie en pedazos, en tres trozos. Me rompí el tendón de Aquiles.
¿Cómo asumió esto a una edad tan complicada?
Fue una lesión gravísima que me imposibilitó avanzar como futbolista. Incluso le cogí miedo a jugar al fútbol. Lo que nunca perdí es la habilidad con el balón. Curiosidades del destino, me surgió con el tiempo la posibilidad de incorporarme como recogepelotas al filial del Valencia y más tarde pasé al primer equipo como utillero.
¿De qué año estamos hablando?
No recuerdo exactamente el año, pero sí que sé que llevo más de 50 años como responsable del material deportivo en el club valencianista.
¿Cómo es el día a día de Españeta?
En este trabajo no tengo un horario fijo. A veces la jornada laboral es de sol a sol, y otras es más tranquila. Yo soy una persona madrugadora. Me suelo levantar sobre las 7,30h y más o menos a las 9 o 9,30h estoy ya en la Ciudad Deportiva de Paterna. Hay que organizar todo bien para que las botas y equipaciones estén a punto. Los utilleros, que en este caso somos 4 en el Valencia, se puede decir que somos los primeros en pisar el vestuario, y prácticamente los últimos en abandonarlos. Es sacrificado, pero disfruto con lo que hago.
¿Ha evolucionado mucho su profesión o se trabaja prácticamente como hace 50 años?
Como todo en la vida, ha evolucionado. Antes se lavaba todo a mano. Hoy en día las máquinas, las lavanderías nos facilitan mucho las cosas. Pero por ejemplo las botas se lavan como siempre, con un cepillo y mucha agua para quitar el barro. Luego con un poco de grasa se quedan intactas. La verdad es que limpiándolas me siento feliz. Ahora bien más que el tiempo o la comodidad de poner todo en orden, lo que me preocupa a mí y a mis compañeros es que no les falte de nada a los jugadores y lo tengan todo a punto.
¿Siente que su trabajo es importante? ¿Cómo es su relación con ellos?
En general, el trabajo de los utilleros es oscuro, esclavo, pero sin duda fundamental para el futbolista. Eso siempre ha sido así. Habla usted de los futbolistas…Ellos son como mis hijos, los cuido con todo el cariño posible. Incluso para muchos soy como su persona de confianza, ya que me piden de todo. Esa máxima de ser como el papá de los jugadores la aplico desde siempre, no ha evolucionado. Dice que a todos los trata como si fueran sus hijos.
¿Cuál de ellos es el que más huella le ha dejado?
En general con todos he tenido y tengo una buena relación. Está claro que cada uno tiene su personalidad y que no con todos llegas a tener el mismo feeling. Yo si tuviera que nombrar a uno, diría que Mario Alberto Kempes, “El Matador”, es el que más me marcó. Para mí era mi hijo y mi hermano. Nunca podré olvidarlo ni como persona ni como futbolista. Era una persona increíble y un futbolista inigualable. Recuerdo que le fascinaba mi técnica con el balón (admite entre risas).
¿Hay algún jugador de la plantilla con quien tenga una conexión especial?
En general me llevo bien con todos y quiero a todos por igual. Siempre tienes más feeling con alguno, por su cercanía. Actualmente con el que mejor me llevo de la plantilla es con Álvaro Negredo. Lo conozco de su etapa en el Almería y el Sevilla, y ahora somos muy amigos. Es una persona con un carácter cariñoso, extrovertido, es muy simpático. Para la afición valencianista usted es casi un ídolo…
¿Qué significa la afición para usted?
Para mí es la mejor afición de España. Actualmente el equipo está en una situación complicada, y la afición da la talla, no para de animar. Mi mujer y yo somos socios del Valencia, y cada vez que hablamos de la afición decimos que es para quitarse el sombrero. Tengo que decir que me encanta la Curva Nord, son chavales jóvenes maravillosos que nunca dejar de cantar y de apoyar al equipo.
¿Está preparado para tener que dejar algún día el Valencia?
Sinceramente creo que no. El Valencia es mi vida y aquí soy feliz. Siempre me tendrá para lo que me necesite. He cumplido mi sueño de trabajar en este gran club, y como se suele decir popularmente “ya me puedo morir tranquilo” porque he cumplido mi sueño. Tengo la insignia de oro y brillantes del club, pero quiero ser eterno.
¿Cómo le gustaría que le recordaran cuando se retire?
Me gustaría que me recordaran como un hombre que nació para el Valencia CF, y que amaba el club por encima de todo. Si además la gente me recuerda por mi cercanía, por mi cariño, por mi técnica o por cualquier otro aspecto también estaré encantado. Lo importante es dejar huella, pero siempre desde un enfoque positivo.
Estando más de 50 años en el Valencia, ¿qué anécdota recuerda con especial cariño?
Guardo con especial cariño la época de Kempes como futbolista. Para mí ha sido de los mejores del mundo. Era un futbolista increíble. Si a eso le sumo que le fascinaba mi técnica con el balón, es algo que nunca olvidaré. Al acabar los entrenamientos me lanzaba el balón desde lejos, desde el centro del campo, y yo desde la banda lo dormía de tal manera que se quedaba impresionado. Me decía que tenía más técnica que muchos futbolistas.